TIEMPO DE CANARIAS charla con el equipo del Área de #Prevención de Fundación Canaria Yrichen sociólogo, una orientadora escolar y una pedagoga sobre esta necesidad digital.
La nueva vida, la camada digital y ‘empantallada‘ vive una realidad creciente de máxima dependencia de los dispositivos digitales, especialmente a los móviles. Josué Gutiérrez, sociólogo profesor de la Universidad de La Laguna, Mari Carmen Monzón, orientadora escolar retirada, voluntaria del área de prevención de Yrichen, y Sara Velázquez, pedagoga del área de prevención de Yrichen, analizan en TIEMPO DE CANARIAS la necesidad de estar permanentemente conectados, tanto en la edad adulta como desde edades muy tempranas.
Las realidad virtual y digital supera cualquier barrera en estos tiempos que corren. La necesidad de estar conectados a edad adulta es total, llegando a la cifra de desbloquear y mirar el móvil entre 110 y 150 veces al día de media. Josué Gutiérrez, sociólogo profesor de la Universidad de La Laguna, comenta que se trata de una necesidad, incluso, impuesta en ciertas situaciones. «Hace años había teléfonos fijos y no había esa necesidad. Ahora hay que estar permanentemente conectado, incluso desde las instituciones se provoca que sea así. Por ejemplo, a la hora de buscar trabajo ya no se puede poner un teléfono fijo», declara.
«Hay relaciones afectivas de pareja que hablan más entre sí a través del móvil, de manera virtual, y cada vez menos cara a cara»
Una ‘supervivencia’ instaurada con normalidad, en gran parte basada en una especie de exigencia profesional, además de otras tantas familiares o sociales. «No hemos aprendido a desconectar del trabajo, el derecho a la desconexión es importante», afirma Josué Gutiérrez, que no se atreve a valorar esta nueva era como positiva o negativa sino una realidad que «se ha convertido en una necesidad social». Vivimos en unos tiempos donde las relaciones cara a cara no son tan importantes como las relaciones virtuales. Toda esa interconexión permanente afecta «a la expresividad de las personas», como recalca este sociólogo y profesor de la Universidad de La Laguna. «Incluso, hay relaciones afectivas de pareja que hablan más entre sí a través del móvil, de manera virtual, y cada vez menos cara a cara», sentencia Gutiérrez.
Sobre el uso de las tecnologías a edades tempranas y, en particular, del móvil, el análisis es más complejo. Mari Carmen Monzón, orientadora escolar retirada y voluntaria de la Fundación Yrichen y Sara Velázquez, pedagoga del área de prevención de esta misma organización, atienden a TIEMPO DE CANARIAS para dar su visión sobre una problemática creciente, sobre todo basada en la normalización de las relaciones virtuales de los nativos digitales. Y es que, cada vez el móvil se usa a edades más tempranas y cuando se inicia el uso desde la primera infancia puede acarrear en el futuro problemas de dependencia. No obstante, Sara Velázquez afirma que «es delicado hablar en término de adicción tecnológica en la juventud», básicamente porque es demasiado pronto para diagnosticar adicciones a estas edades, es decir, puede aparecer un uso problemático o abusivo de las TIC, pero no hablamos, apriori, en término de adicción.
Los niños suelen utilizar entre dos y cinco horas al día usando las tecnologías. Las familias comienzan a regalar teléfonos móviles a sus hijos a edades tempranas. Esto significa que aumenta el número de horas de ocio recreativo en los hogares de manera precoz.
Los niños suelen utilizar entre dos y cinco horas al día usando las tecnologías. «A los padres y madres les resulta difícil conocer más herramientas para educar en el uso adecuado de las TIC de sus hijos e hijas en el ámbito familiar», resalta. La mayoría de la población de 9 a 11 años ya tienen móvil. «Más de la mitad del alumnado de educación primaria tienen teléfono móvil propio. Es evidente que cada vez lo usan desde edades más tempranas», destaca Mari Carmen Monzón, orientadora educativa jubilada y actual voluntaria de esta área en Yrichen. «Los padres tienen que hacer un mayor control parental de las nuevas tecnologías; redes, juegos y uso de internet», sostiene.
Según los datos de una encuesta desarrollada por estas profesionales del área de orientación de Yrichen, el alumnado de primaria, en un 23%, dice que sus padres no controlan el tiempo que pasan conectados a internet. «A priori, aunque no parece una cifra muy elevada, la realidad es que hay muchos niños implicados», resalta Carmen Monzon Guerra. Estos datos pueden llegar al 70% en bachillerato, con lo cual se ve que progresivamente los padres van siendo más permisivos con internet, lo que desencadena el acceso a contenidos inapropiados dirigidos a adultos, como la pornografía. «De 13 a 15 años comienzan a consumir pornografía», aclara la pedagoga Sara Velázquez.
«Más de la mitad del alumnado de educación primaria tienen teléfono móvil propio. Es evidente que cada vez lo usan desde edades más tempranas»
Del mismo modo, a nivel educativo, el profesorado constata que el uso del móvil en los centros escolares puede conllevar un uso inadecuado porque no hay una norma para todos con respecto al uso que debe hacerse. Puede hacerse de manera lúdica pero «el problema reside en que el alumnado lo utiliza en horario escolar o en el recreo. Es decir, en el tiempo libre y de socialización en el centro educativo», ha observado la orientadora escolar Carmen Monzon Guerra, que además apunta que «cerca de un tercio de la población juvenil, cuando está aburrido, tiende a abrir el móvil». Además, Sara Velázquez afirma que «algunos adolescentes normalizan el hecho de realizar actividades que incluyen la multitarea simultánea, desarrollando la atención parcializada de manera continua y esto puede acarrear problemas de atención, concentración, memoria o percepción».
¿Cómo afectará a la personalidad de los niños el uso temprano de la tecnología?
Las dos profesionales del área de prevención de Yrichen coinciden que, sobre todo, podría afectar al desarrollo y construcción de la propia personalidad de la persona, ya que «se vive una vida virtual donde lo único importante es cómo les ven a través de las redes sociales y afectando a su autoestima», destaca Sara Velázquez. «Las relaciones tenderán a ser más frágiles y superficiales supeditadas cada vez más de aprobaciones externas», apostilla esta pedagoga grancanaria. «Cabe destacar los numerosos riesgos a los que se pueden exponer los menores de edad ante los engaños, fraudes, falsas identidades, contactos con personas desconocidas o la producción y difusión de contenido media no apropiados para su edad».
«Las relaciones tenderán a ser más frágiles y superficiales supeditadas cada vez más de aprobaciones externas»
Y es que la realidad es tajante, de manera frecuente los jóvenes no adquieren un desarrollo adecuado de las habilidades sociales básicas. La ciberconvivencia ya es una realidad que va a otro ritmo y se desarrolla cada vez de manera más intensa. «En ocasiones nuestro alumnado no tiene las herramientas de resolución de conflictos y gestión emocional en la vida real, es decir, que cada vez más utilizan las redes sociales como medio de expresión, dificultando desarrollar estas habilidades y capacidades», resalta Sara Velázquez al mismo tiempo que sentencia que «estamos en el inicio de una era marcada por la digitalización cultural inminente». «Son cada vez más los estudios que nos muestran e indican que existe un empeoramiento de las funciones procesos cognitivos básicos como es la percepción, memoria, atención y aprendizaje en relación al uso abusivo de exposición de horas en pantallas, siendo más significativo en edades tempranas».
Fundación Canaria Yrichen
C/ Sor Carmen Peña Pulido, S/N.
Telde (35213) – Las Palmas
Tfno: 828 025 418 ext. 339 / 693 761 954
C/ Sor Carmen Peña Pulido, S/N.
Telde (35213) – Las Palmas
Tfno: 828 025 418 ext. 339 / 693 761 954